viernes, 6 de febrero de 2015

Bar La Higuera, para no pasar de largo

La calle Cultura es una vía que pese a ser un espacio transitado y con bastantes comercios, no me gusta. Lo siento, pero no es bonita ni las autoridades han pretendido que lo sea aunque es céntrica y conecta dos avenidas tan importantes como la Avenida Santa Coloma y la recién engalanada Generalitat. 
Digo todo esto porque suelo pasar por la mencionada calle muy a menudo pero con prisa y desinterés, como queriendo no permanecer allí porque, salvo el Frankfurt Santa Coloma cuya ventaja radica en cerrar tarde, ningún otro bar de la zona me apetecía. No por lo pronto, aunque ya se ve que todo es cuestión de probar y con suerte, acertar. Sin embargo, no fue así como acerté con el Bar La Higuera.
Contaré la verdadera historia.  Un día de tantos, procrastinando en Facebook, más concretamente en el grupo de Santa Coloma (por cierto, una joya de página. En bruto, pero joya al fin), leí que una chica escribió que el nuevo dueño del bar La Higuera era nada más y nada menos que el cocinero del mítico A Toxa cuya descomposición y venida a menos merece otro post y varios solemnes requiems. Así que, una vez leída la información, mandé a un emisario para comprobar el rumor.
Envié a un emisario porque tuve ciertos problemas de movilidad durante una temporada, no porque ahora tengamos una pléyade de colaboradores en el blog (si así fuera no estaríamos con estas intermitencias).  Dicho emisario confirmó que en efecto, el cocinero era el mismo del A Toxa pero que ahora era un cocinero sin cocina y aún así, valía la pena. También dijo que me gustaría y que no me diría más porque tendría que comprobarlo por mí misma y consignarlo en este blog.
En cuanto pude salí a ver qué podía hacer un cocinero que pasa de una enorme cocina a una pequeñita, casi inexistente y con pocos recursos, comparada con la de su antiguo lugar de trabajo, y esto fue lo que encontré:
¡Montaditos ricos!
Montaditos, sandwiches, tapas y ensaladas. Una forma sencilla pero a la vez creativa y original de aprovechar la escasez de fogones.  Montaditos, digamos, monos y sabrosos. No el trozo de fuet oreado sobre pan duro sino delicias del tipo mermelada de tomate con anchoas y rulo de cabra con nueces y jarabe Pedro Ximenez. Este precisamente fue el que pedí y no defraudó. Aunque el queso de cabra ya está muy visto y muy puesto, el resultado sigue siendo efectivo. No probé pero también sé en carne propia (y nunca mejor dicho porque no es precisamente light) que la sobrasada con miel es una combinación ganadora. 
Una prueba de fuego son las tapas clásicas. Aposté por las croquetas para ver si son caseras y, oh sorpresa, sí lo son y además están buenísimas. También pedí una tapa de queso y era suficientemente buena. Todo servido sobre esas pizarras en las que las viandas parecen más distinguidas y conceptuales (atrás quedaron ya los platos cuadrados como signo de modernidad). Con estas dos tapas se comprueba el sazón y la calidad de los productos. Ambas pasan sobradamente los estándares de calidad que he delimitado arbitrariamente. 
Un 8.5/10 en el croquetómetro. Notable.
El ambiente es familiar, cordial y distendido. El dueño está pendiente de que te agraden los platillos y está dispuesto a recomendarte alguna especialidad. La decoración no es la gran cosa: el típico bar de barrio con sus tragaperras, mesas y sillas normales y cuadros tan poco interesantes que ya no los recuerdo. Limpio sí que estaba y aunque no fotografié el baño doy mi palabra que estaba en condiciones favorables. 
¿Los precios? estándar.  Muy conveniente relación calidad - precio. En alguna de las fotografías se aprecia lo que cuestan algunos productos.

Algunas tapas, ensaladas y algunos precios.
Pero no todo es miel sobre hojuelas.  Pasé otro día con mucha prisa y mucha hambre y pedí un bocata de aquel queso que tanto me había gustado. He de decir que aunque el queso seguía siendo el mismo lo desmerecía por completo un muy mal pan. No podría asegurar que era del día anterior porque ya se sabe que con ciertos panes pasados diez minutos no valen nada, pero creo que si se pone énfasis en el producto y en hacer algo rico y ligeramente diferente, hay que cuidar ciertos detalles, sobre todo en un bocadillo en donde el pan se valora mucho.

Las penas con pan son menos y el queso con buen pan es más.
Por cierto, ese día escuché que había una tarta muy buena. Otro día me detendré en Cultura 16 y probaré otra de las delicias que se ofrecen (una ensalada, por ejemplo, que en Santa Coloma andamos a veces escasos de reino vegetal) y un trocito de la tarta que escuché en esa conversación ajena, como ajena fue también la conversación digital que me llevó a La Higuera. Es lo bueno de vivir chafardeando... jejeje. 

Bar La Higuera
Cultura 16
626 79 18 36
Facebook: La Higuera





viernes, 23 de enero de 2015

Bar Calduch. Olimaja way of life.

Hace unos meses ya os hablamos del Olimaja. En esa entrada comentaba que uno de mis bares de cabecera durante mis inicios "taperos" era el Olimaja II, y que el Olimaja de Calle San Ramon lo llevaba parte de la familia de ese mítico bar de la Rambla San Sebastian (que sigue existiendo aunque con otros dueños). Hace unas semanas me enteré por casualidad, que otra parte de aquella familia del Olimaja II ahora llevaba el Bar Calduch (quien dice ahora dice que YO me he enterado ahora, pero creo que llevan como un año) y, como cliente habitual del Olimaja, me faltó tiempo para plantarme allí un Sábado.

El Calduch está enfrente del Parque de San Carlos, donde está la biblioteca central (lo que queda de ella) . El bar tiene dos puertas, al estilo del Olimaja II de Rambla San Sebastian, una que da a la barra y la otra a un salón cuadrado donde están las mesas. Fuera una pequeña terraza con 4 o 5 mesas que, como es natural, en pleno mes de Enero no estaba excesivamente concurrida pero que presumo que en verano estará a reventar.

El público que nos encontramos en el Calduch es sobretodo familiar, se adivina mucho cliente habitual, el día que fuimos no estaba excesivamente concurrido, si bien es verdad que era el Sábado después de reyes y la ciudad en general estaba un tanto desierta.

La carta del Calduch es la clásica de tapeo variado, bocatas y platos combinados muy similar al Olimaja de la calle San Ramón.

El camarero nos atendió bastante rápido, pedimos la bebida mientras ojeábamos la carta, creo que el camarero no se dió cuenta de que íbamos a pedir para cenar porque después tuvimos que llamarlo para que nos atendiera. Mientras espérabamos que nos llegaran los platos (basicamente todo tapeo) se me ocurrió que para la próxima crónica cronometaria lo que tardaban en atender, porque en función del hambre que tengas el tiempo puede ser muy subjetivo. En el Calduch no tuvimos la sensación de que tardaran demasiado, lo que si es de agradecer es que los tres platos llegaron bastante seguidos.

Los lavabos. Al igual que en la crónica del San Carlos Park, también aconsejo colarse en los de la biblioteca (siempre que lleveis un extintor a mano) o en los del Io Bar, ya que el lavabo fue lo que peor sabor de boca nos dejó. Primero porque es solo uno, segundo porque es de dificil acceso (la puerta está al final de la barra y es toda una aventura entrar y cerrarla), dentro se veian bastante descuidados y con el suelo un poco encharcado.


Vamos al tema que principalmente nos llevó allí, el tapeo. He de decir que no nos pedimos bocadillos pero los que vimos en otras mesas eran de un tamaño correcto y tenian buena pinta en general. Aunque lo primero que llegó fue las bravas, como de costumbre, las dejo para el final, empiezo por la segunda tapa que nos llegó, el lacón, con pimenton por encima y acompañado con rebanadas de pan con tomate y aceite. Sin ser escándalosa, la cantidad de la ración estaba bastante bien, realmente estaba muy bueno.
Sigo con los morros, una ración abundante, muy crujientes y nada "chiclosos", para el gusto de mi acompañante un pelín sosos, a mi en cambio me gustarón mucho.
Acabo con las bravas, cortadas en polígonos y fritas justo para tener el punto crujiente, recubiertas de un fantástico alioli casero y con un contundente, a la par que delicioso, pegote de picante. Quien haya estado en el Olimaja de Calle San Ramon o en el antiguo Olimaja II reconocerá enseguida la receta familiar. Tanto el alioli como el picante me parecieron un pelín más suaves que el del Olimaja, aun así para personas poco aficionadas al picante recomiendo pedir que lo pongan a un lado del plato. Creo que no ha quedado duda pero por si acaso lo recalco: unas bravas fantásticas


Es buena señal cuando estoy escribiendo una crónica y, al subir las fotos, empiezo a salivar, y es que el Bar Calduch es un lugar genial para tapear. El trato es bueno, se nota que el personal está curtido, la comida fantástica y la ubicación casi inmejorable el único punto negro fue la visita al lavabo. Siempre recalco (y esto que quede muy claro), que yo hago la crónica de una visita, que igual tuve mala suerte y ese día, por lo que fuera, estaba más descuidado, el caso es que me pareció que no estaba a la altura, una pena porque el resto si lo estaba, aun así, esto no me impedirá repetir pronto. 

Posiblemente he abundado demasiado en comparar los Olimajas respectivos con el Calduch, disculpas pero ha sido inevitable. Me pasa como cuando escucho el disco "London Calling" y lo comparo con el "Combat Rock" (ambos de The Clash), el "London Calling" me parece superior pero, maldita sea, que discazo es el "Combat Rock" también.

Bar Calduch

Carrer Sant Carlos 10

Horario 7:30 a 00:00 (Desconozco si tienen dia de descanso)

Telf. 93 3858088

 Página de Facebook.

sábado, 6 de diciembre de 2014

La Cuina de la Loli, el lujo de comer bien a buen precio.

No, hoy no voy a recomendar un bar donde ponen tapa con la cerveza o vino. Tampoco hice una visita adrede, para luego escribir aquí, es un lugar que voy visitando regularmente.


El rótulo fue elegido por votación vía facebook

Loli y Rodrigo se manejan bien en lo que hacen, en continua formación, atentos a lo que acontece en la ciudad y muy activos en las redes sociales les convierte en restauradores 2.0 colomenses.
Pero es que además ofrecen un menú diario excelente, a 8.90€ y 14€ el fin de semana, donde tienes la complicada misión de tener que decidir entre unos cinco primeros y otros cinco segundos. 






El local es pequeño, pero acogedor. Las paredes forradas con piedra decorativa, le dan un toque rústico. Las mesas, al menos en fin de semana que es cuando suelo ir yo, están distribuidas para aprovechar hasta el último metro cuadrado de espacio. 
Está situado en Santa Rosa, un barrio difícil, difícil para que un negocio funcione, además con una restricción horaria que no les permite estar abiertos hasta muy tarde, cosa que complica cenar allí. Con estas adversidades podríamos pensar que no les va muy bien. Pues todo lo contrario, es bastante complicado encontrar mesa sin reserva previa y hay rumores que están a punto de mudarse más al centro en un espacio más grande y donde puedan servir cenas. Estaremos atentos.
El boca a boca sigue siendo la mejor publicidad, es fácil encontrar personajes conocidos de la ciudad, la clientela les llega de todos los barrios colomenses pero también gente de Barcelona, puede tener algo que ver el hecho que aparezcan en la lista de restaurantes mejor valorados de la ciudad en Tripadvisor, donde compiten por el primer puesto con la Lluerna.



Nada más entrar y mirar la cara de los comensales, comprendes que no es un sitio sólo para comer, allí se va a disfrutar. Te sientas y mientras vas eligiendo lo que vas a pedir te suelen poner algo para ir picando, normalmente chirlas en una salsa espectacular.
Siempre que he estado por allí he comido de lujo, fideuá, carne, pescados, cabe destacar el arroz con bogavante, como plato único, pagando un poco más eso sí.
Os dejo unas fotos para que valoréis vosotros mismos. La presentación en plato, es algo que también cuidan.



El trato es familiar, te hacen sentir bien desde el minuto cero, supongo que no hace falta decir que es uno de mis sitios para comer favorito.
Un saludo al staff de la  Cuina de la Loli, que sé que leeréis esto. En especial a Rodri, que ya hace un tiempo creyó haber cazado al Perro y diría que aun lo mantiene en secreto. No decaigas ;)


La Cuina de  la Loli


Carrer Olot, 26
Mar-Sab 8:00 a 23:00
Domingos tarde y lunes cerrado
Facebook La Cuina de la Loli.



viernes, 21 de noviembre de 2014

Ca la Lola: un lugarcito mono

Hubo un tiempo en que comerse una hamburguesa decente en esta ciudad era misión imposible. De pronto, quizá, en algún Frankfurt un remedo del bocadillo americano cumplía con baja nota las expectativas, sin embargo, más de una vez vi con horror cómo una ¿carne? rosácea y amorfa salía de -oh, sacrilegio- un trozo de barra de pan.
Los tiempos han cambiado y las modas nos traen la glamourización de la hamburguesa y la transformación de un producto más bien vulgar en una pequeña delicatessen.
Mi compañero de blog, Puro Trapatoni, ya habló de las hamburguesas del Cinc, que en mi opinión, son las mejores de la ciudad y punto. En un mismo tiempo operaron cuatro lugares de renovadas hamburguesas con disparejos resultados: El Cinc, Vilabar, Ca la Lola y el Dinners-no-me-acuerdo. Sobreviven, al parecer, dos: El Cinc y Ca la Lola que son bastante más que hamburgueserías y quizá por ello continúen. El Dinners de cuyo nombre no quiero/puedo acordarme, pese a su esmerada estética norteamericana, era lamentablemente el peor. En paz descanse.
Pero vamos a Ca la Lola, porque como siempre, me pierde la gula, la anécdota y la comparación.
Ca la Lola está situado muy cerquita del renovado mercado Sagarra, en la misma calle del restaurante L'obra.  Esperemos que la reapertura del mercado dinamice la zona que se vio bastante afectada por las obras.
Ca la Lola es un lugar bonito. Está decorado con sencillez pero con esmero, señal inequívoca de que el buen gusto no requiere de oropeles ni de pretensiones. Antes, incluso con sus manteles de plástico con estampado de topos, tenía su puntillo de encanto. Una cosa que me gusta de este lugar es que no tiene televisión. Un día haré un recuento de bares y restaurantes sin televisión... un día, cuando logre contar más de cinco o seis.  Además la música suele ser bastante decente y variada (mi concepto de decencia musical excluye a los "40 principales" y a la música de elevador). Y en una pared pizarra anuncian los platos de temporada, los vinos y alguna que otra frase de muro de Facebook.
Todo esto hace que sea un lugar mono y diferente a la media de bares y restaurantes de Santa Coloma, que la verdad, estéticamente no son demasiado dignos de destacar.
Barras de madera, pizarras, ladrillo expuesto. Es bonito.
Volviendo al punto de la comida, para que no se malentienda, Ca la Lola no es una hamburguesería exclusivamente. Eso sería injusto.  Pero bueno, es lo que comí en esta última visita y sobre lo que hablaré aunque es importante recalcar que tienen ensaladas variadas, tapas como el queso rebozado con mermelada, molletes con diversos rellenos y carnes a la brasa. Hace tiempo recuerdo haber pedido una ensalada y estaba bien, muy en la línea queso de cabra y vinagre balsámico que les ha dado por poner en los lugares modernillos o que quieren serlo, pero recalco, bien. Aquella vez también me sirvieron unas croquetas y las recuerdo bastante dignas.
Esta vez pedí la hamburguesa completa que, paradójicamente, es la más sencilla. Te preguntan qué término quieres la carne, lo cual es un punto a favor, pues si la carne picada fuera mala o de extraña e incierta mezcla (la gomosidad de la maizena y otros ingredientes sospechosos no engaña nunca a mi avezado paladar), el camarero no se arriesgaría a hacer esta pregunta y se pasa directamente a una cocción brutal, tipo exterminadora. Eso y el pan tiernito y esponjoso son lo mejor de los bocadillos de este lugar.  El resto, normal: la lechuga ligeramente pocha y el queso gouda insípido. Últimamente hay una plaga de queso gouda insulso y sin personalidad. A saber por qué. Deberían prescindir de él y ofrecer quizá un cheddar de mejor calidad o un manchego tierno o semi.  Levantaría bastante el plato.

El pan de la hamburguesa: un punto a tomar en cuenta
.
Mi partner pidió la hamburguesa catalana con su porción de queso de cabra (trozo de rulo) y escalivada que en realidad resultó ser un pimiento. La ración de carne de estas hamburguesas es de 180 gramos aunque puedes pedirlas más grandes con el consecuente y proporcional aumento de precio.
Vista panorámica de la hamburguesa catalana

Las patatas, bueno, un poco exangüe la porción.  Cuesta 1.90€ la ración si se pide con la hamburguesa. Patatas fritas sin más, de hecho, sin sal. 
Ese día íbamos con cierta prisa, sin necesidad o ganas de sobremesa cuando el lugar sí que invita a ello porque se ofrecen varios vinos que siempre prolongan la comida y  postres con buena pinta
Un punto a destacar: mientras esperábamos las hamburguesas nos trajeron un platito con olivas, en realidad un mortero con olivas como puede apreciarse en la foto superior. Olivas de las que dimos cuenta como también puede observarse. 
El servicio es normal. Sin exceso de "campechanidad" pero sin amargamientos. Correcto y eficiente. 
Como casi siempre, olvidé tomar foto a la carta, en cambio tengo el ticket en mano con el precio de lo que consumimos:
Hamburguesa completa: 6,90€
Hamburguesa catalana: 7,90€
Coca-Cola 2,30€
Mediana Estrella 2€
Café solo 1.30€
Cortado 1.40€.

Ca la Lola es un lugar cálido y agradable, un sitio que bien podría estar en algún barrio de moda de Barcelona, pero que está aquí, muy a mano.

Ca la Lola
Brasa, vins & burguers
Carrer de Sant Ignasi, 16
933858783





viernes, 31 de octubre de 2014

Bar Lalola. Jungla de terracitas.

Corria Mayo, cuando el amigo Will Perromuerto hacía un tweet comentando la maraña de terrazas de la Plaza de la Vila, Matias respondió, una cosa llevo a la otra y no se muy bien como ni por qué cuatro personitas acabamos metiéndonos a hacer este blog. Es curioso que después de 4 meses de crónica semanal, todavia ninguno de nosotros nos hubiéramos decidido a pisar esas terrazas. Al final he sido yo el primero que ha dado el paso, aunque confieso que nuestra intención inicial, ese Domingo de Octubre, era ir a otro establecimiento de los alrededores que estaba cerrado, así es como acabamos sentándonos en la terraza del Bar Lalola.

Enfrente del ayuntamiento confluyen las terrazas del Xocala, el Koloma, Lalola y, si no ando errado, del Cinc y el 9 Carrer. En ocasiones, sobretodo con gran afluencia de público, es díficil saber donde te estás sentando, el día que fuimos no había mucha gente y, antes de escoger mesa, comprobamos que la carta correspondia a Lalola que era el bar escogido.

El público del bar depende mucho de la hora, durante el día es una terraza más de la plaza de la Vila por lo que encontrareis muchos padres y madres tomando algo mientras los niños dan por cu..., juegan con la pelota alrededor. Como el bar tiene una buena carta de combinados alcohólicos varios por la noche abundan los grupos de amigos que van a tomar la primera (o primeras) antes de salir de fiesta.

La carta la componen bocatas, torradas y tapas, curiosamente no todas las tapas están en la carta, en la pizarra de la puerta del bar se avisa que también tienen bravas, pinchos, alitas, croquetas, etc... . Desconozco el motivo por el que están por separado, ¿quizá no tengan todos los dias?, no se, el caso es que el fallo de este sistema es que no informan del precio de las tapas que están aparte, no es menos cierto que se puede preguntar (cosa que torpemente no hice por lo que no se el precio desglosado de lo que tomamos) pero no estaria de más que lo tuvieran indicado.




El servicio muy bien, el camarero nos atendió rápido y se ocupó de avisarnos de que había más tapas aparte de las de la carta. Los platos fueron viniendo bastante rápido y en todo momento fueron muy simpáticos. Es cierto que era Domingo noche y no había mucha gente y que, posiblemente, un Sábado a la misma hora con la terraza a rebosar puede que la cosa no vaya tan rápida, pero me quedé con la impresión de que en esos momentos de caos el tiempo de espera seguro que también es razonable.

Vamos con nuestra tradicional visita al lavabo, bastante amplio (teniendo en cuenta que el interior del bar no es muy grande) y limpio aunque se agradeceria (tomen nota amigos de Lalola), que pusieran un ambientador.  


Pedimos tres raciones, una de bravas, una de morros y unas croquetas. Las tapas no vienen en platos sino en unos bols de cristal. Los morros muy buenos, crujientes y nada "chiclosos", la ración además era bastante generosa. Las croquetas quizá fueron el fallo de la noche, estaban como requemadas, daba la impresión de que las habian frito demasiado.


Las bravas, cortadas en cubos irregulares, de textura muy crujiente, bañadas de una salsa alioli muy buena, bastante contundente sin llegar a ser excesivamente fuerte, todo acompañado de pimentón. Personalmente me gustaron mucho, como es habitual en mi me faltó que picaran un poco más, pero eso ya es defecto de forma mio, el único fallo quizá es que la forma del recipiente hace que la salsa se quede sobretodo en las de arriba, aun así a mi me parecieron muy buenas.


Mi resumen es que es un buen sitio para tapear, tanto el servicio como la comida son muy buenos (a pesar del patinazo de las croquetas), esto acompañado de su situación céntrica lo hacen un lugar muy a tener en cuenta. Puntos en contra, bueno, la propia situación inmejorable a según que horas puede resultar demasiado bulliciosa, también estaria bien que incluyeran todas las ofertas en la carta. Aquí también tengo que pedir disculpas a los lectores porque se me pasó totalmente pedir el desglose de lo que estábamos pagando (las 3 tapas, más una coca cola zero y una clara fueron 18.30 Euros) aunque con las fotos de la carta os podeis hacer una idea. También destacar que aparte de la faceta de las tapas el bar tiene una amplia carta de cocktails y combinados varios y que al mediodia hacen menús de a 8.50 Euros.

Bar Lalola

Plaza de la Vila 2,
Teléfono 93 3858898

Lunes 8:00–24:00
Martes 8:00–24:00
Miércoles 8:00–24:00
Jueves 8:00–24:00
Viernes 8:00–3:00
Sábado 11:00–3:00
Domingo 11:00–24:00

viernes, 24 de octubre de 2014

Bar Bambi: Agazapado entre callejones

No sé qué motivaciones habrá tenido el dueño para nombrar a su bar como una de las películas más tristes de todos los tiempos. Tal vez lo sabría si fuera una parroquiana habitual de este lugar pero lo que voy a contar a continuación parte de la única impresión de una primera -y espero que no única- visita. A menudo comento bares a los que ya he ido, pero en este caso todo es nuevo y aunque la primera impresión no se olvida a veces es necesario volver sobre nuestros pasos para confirmar cosas. 
Que no falte la pantalla con su partido de fútbol
Muchas veces había pasado delante del Bar Bambi sin prestarle atención a nada más que a su cartel: un Bambi a colores con maripositas rondando. Si no hubiera tenido bien clara la palabra "Bar" hubiera pensado que se trataba de una guardería infantil. Claro, esto era antes, hace unos años. Ahora ese cartel se ha suprimido por uno más moderno en blanco y negro que conserva el nombre y conserva, cómo no, la imagen del gracioso cervatillo huérfano pero modernizada (Disney también se moderniza).
Así fue como me encaminé al bar Bambi con ninguna expectativa y con mucha curiosidad.  Lo primero que puedo decir es que, aunque por una parte es el típico bar de barrio, a diferencia de muchos de la zona este es luminoso, limpio y bien cuidado
Una carta plastificada nos recibe en la mesa y podemos leer "Bar Bambi: especialidad en ibéricos" y esto me parece a mí que ya marca la diferencia con otros bares. 
Nos decantamos pues, por la especialidad de la casa, no obstante que se salía un poco del presupuesto proyectado pensando que iríamos a un lugar de tapas caseritas y de calidad regular. Pero, por vosotros, estimados lectores y lectoras, vale la pena cualquier sacrificio (*suspiro*). 
El pálido reflejo de un rico jamón
Aquí pongo la carta con los precios para que juzguéis vosotros mismos.  La verdad es que no resulta excesivamente caro porque la calidad de los productos es de verdad buena. Eso sí: las raciones son justitas. El jamón podría haber tenido unas lonchitas más y el queso podría haber sido medio milímetro más gordo. El queso (un curado de oveja, increíble) me pareció superior al jamón en cuanto a calidad, pero ya digo, ambos están muy por encima de lo que se ofrece en un bar cualquiera de barrio y los precios del resto de las tapas y los bocadillos son precios promedio.
La carta 1
La carta 2
He de decir que éramos los únicos sentados a la mesa. Había otros clientes, sí, pero en la barra. Clientes de toda la vida hablando de Pujol, del fútbol, de la independencia... en fin, los clásicos temas de barra de bar. Me pareció ver que uno de los tres señores mayores que estaban ahí pidió un chato de vino y se lo acompañaron con una tapa.  La vista no me dio para apreciar qué era pero parecía un montadito.  Sin embargo no me atrevo a afirmar que den tapa con la bebida, en primer lugar porque a nosotros no nos la ofrecieron, y en segundo, porque en bares así uno nunca sabe qué acuerdos hay entre los dueños y los clientes de toda la vida, esos que vienen con el inventario del local. Tampoco sé si en barra sí hay tapa y en mesa no, o si nosotros llegamos con las intenciones muy claras de tomar algo más que una cerveza, así que si alguien lo sabe, que lo añada por favor en los comentarios y así lo añadimos a nuestra pestaña de quinto/tapa.  Era mucho preguntar y debemos preservar el anonimato para que estas crónicas sigan siendo lo más fiables posibles.
Pedimos para completar -es justo decir que íbamos con especial buen apetito- una tapa de carne en salsa que resultó ser bastante buena: carne tierna y bien condimentada, ración bien servida. 

Carne en salsa: tiernita y adobada
 Volveré, sí. Volveré a comprobar si se incluye la tapa con la bebida y también volveré un día de esos en que quiera un bocata muy bueno, muy bueno, y solo me consuele uno de jamón del bueno. Ah, y quizá vuelva a tomar una foto del jamón y del queso, que la foto va antes que la voracidad y esta vez claramente olvidé las costumbres del buen bloguero.

Dirección:
Camprodón 37
Horario:
No disponible


viernes, 17 de octubre de 2014

Bar Frankfurt Paco's, allí donde va triunfa.

La visita a este bar fue por recomendación de Mariano P. un seguidor de nuestro blog que nos comentó que no nos perdiéramos este local, situado en la calle Mozart en pleno barrio latino. Mariano tiene también un blog gastronómico, pero de los de morro fino, podéis visitarlo aquí.

El bar, en los últimos años ha pasado por diferentes propietarios, con más o menos suerte y duración. El primero que lo abrió, sobre los años ochenta, lo hizo con la indemnización que cobró cuando cerraron la Pegaso de la Sagrera y ha permanecido abierto desde entonces de manera más o menos ininterrumpida.



Es un local pequeño, así que se llena con facilidad. Hay una extensa pizarra de tapas, pero el caso es que la gente va a echar, la mayoría, la cervecita con lo que te pongan. Recuerda a los bares del norte donde todo el mundo acostumbra a tomar los vinos y cervezas de pie, y el suelo pegado a la barra se suele llenar de servilletas de papel, cosa que le de da un toque muy ochentero también.

Para ir a estos sitios lo ideal es ir en grupos reducidos, de dos a cuatro personas. No me resultó difícil convencer a un par de amigos para quedar, tomar uno quintos y charlar un rato sobre la actualidad en la que vivimos, sobre el robo y saqueo al que lamentablemente, casi estamos ya hasta acostumbrándonos.
Y empezó el festival...


Primera ronda de quintos, a los dos minutos teníamos un plato con boquerones y patatas al caliu, con un all i oli muy suave.
Tanto Paco, como su mujer, siento no saber su nombre, están atentos a todo lo que ocurre. Son una pareja mayor y sentí cierta desconfianza en sus primeras miradas hacia nosotros, se pasó enseguida, quizá al pedir la segunda ronda, no sé.
Antes incluso de pedir, en la plancha empezaron a hacerse unas mini hamburguesas que nos sirvieron sobre pan tostado con ese mismo all i oli, cebolla y ketchup.
En barra un par de señores mayores, algo perjudicados por algo parecido a una barretxa, estaban rajando del President y el "procès". Era hora de pedir una más.
Con la tercera nos pusieron unos trozos de lomo sobre pan condimentado con aceite de oliva macerado con perejil, muy bueno. Los abuelos seguían hablando como si lo hiciesen con todo el bar sobre el tema, miradas cómplices con otros clientes nos hicieron entender que no eramos los únicos que veíamos que sobretodo uno de ellos se había pasado bebiendo. Normalmente frenamos en el tercero, pero pedimos una más, la última, acompañada de morros, buenos, calientes y sabrosos.
El sitio es estupendo para tomar unas cervezas con pinchos, pero asegúrate que de allí, vas para casa. El olor a fritanga se queda pegado en ropa, pelo y piel, no todo puede ser perfecto...


El baño, antiguo pero limpio, unisex y pequeño como todo el bar.
Los abuelos finalmente se fueron a dormir la mona.


Bar Frankfurt Paco's
Mozart, 43
Horarios no disponibles.

sábado, 11 de octubre de 2014

"El Bar de la Rambla": ese poquito mas que marca la diferencia...

Buenos días!!

Vuelvo a las andadas en el blog (la vida de sano y deportista te aleja de las terrazas, la vida de recuperador después de un gran esfuerzo te devuelve a ellas) y lo hago con un sitio que yo considero diferente. Es una impresión personal, como la gran mayoría de cosas que veréis en este blog, por eso os animo a probarlo con vuestros propios ojos.

El Bar de la Rambla (el que concretamente se llama así: entiendo que será una manera de atraer clientes confundidos, que han quedado en un bar en la rambla pero no saben en cual) no parece a simple vista un bar diferente al que puede llevar cualquier otro grupo de chinos de los que cada día adquieren mas bares en Santa Coloma (cosa que no tiene nada de malo, cada cual tiene que ganarse la vida como quiera o pueda). Desde hace un par de años, llevan este sitio con algo que se echa a faltar en este tipo de comercios: no son máquinas que se limitan a repetirte la comanda con un "sí" al final, ni bandejas automáticas que se llevan las botellas vacías y te traen las nuevas. A pesar de ir hasta arriba de trabajo (suele ser una de las terrazas más llenas en verano) siempre tienen un par de minutos para frenar y hablar contigo, preguntarte porqué vienes sin el perro o como está la pareja aquella que iba a tener un niño y que hoy no ha venido. El factor humano convierte al Bar de la Rambla en un "bar de chinos" que te ofrece algo más.


Pero vamos a centrarnos en el comer, que al fin y al cabo es lo que nos lleva a los bares. La verdad es que otra de las razones por las que el Bar de la Rambla está lleno es por los precios de sus tapas y bocadillos. En cuanto a un clásico como las bravas (servidas con correcto y abundante ali oli, un detalle cuando vas con mucha gente pero que ahoga si sois uno o dos), depende del día que sea puedes encontrarte con un plato correcto, con sabor a patata y nada mas... o tener la suerte de probar toda la carta de fritos del local en un solo viaje. Quizá es el único pero que le he encontrado a este sitio de siempre, y es que a veces se nota demasiado el saborcillo a otras cosas. Los bocatas, en cambio, son supremos por calidad y precio. Hay que tener mucha maña para que un bocadillo con ternera como ingrediente principal te quede bien, y aquí se nota en dos muy buenos como el Especial (ternera, pimiento y queso) o el clásico Serranito. Cantidad suficiente, calidad alta... no se de quien aprendieron a prepararlos, pero les enseñó muy pero que muy bien. En relación calidad-precio, uno de los mejores lugares para ir a hacer el bocata en Santa Coloma. 


Ahora que llega el frío, las terrazas empiezan a vaciarse: quedará siempre ese pequeño rinconcito de fuera para que los fumadores echen su cerveza al fresco mientras apuran el pitillo. Aprovechen estos últimos días que nos quedan de tiempo amigable y visiten su terraza favorita. ¿Tienen alguna que no hayamos visitado aquí? Comenten vía Facebook o aquí mismo.

El Bar de la Rambla
Rambla San Sebastián 31
Horarios no disponibles.

viernes, 3 de octubre de 2014

La Canyella, apologia de la torrada.

A raiz del estreno de este blog empecé a notar que en el grupo de Facebook de Santa Coloma proliferaban las publicaciones sobre bares. No se si este aumento era consecuencia del éxito del blog o que siempre habian estado allí y yo no me había fijado, el caso, es que gracias a esas publicaciones descubrí un sitio que se llamaba "La Canyella" que tenia una pinta fantástica, hace unas semanas por fin pude ir a verificar si las fotos hacian justicia al lugar.

El restaurante tiene un curioso emplazamiento, está justo en el vertice en el que la Calle Vistalegre se une con Pedró, esto hace que tenga una forma triangular, estrecho en la entrada y más ancho al fondo. La decoración es moderna y, aunque el local no es muy grande, si que da una sensación de amplitud.

El público lo formaban sobretodo parejas y grupos de amigos, de hecho el día que fuimos, había un cumpleaños multitudinario que, por suerte, comenzó cuando ya estábamos comiendo con lo que no lo sufrimos demasiado.

Cuando llegamos estaban todas las mesas ocupadas, nos invitaron a que esperáramos en la barra "unos 10 minutos" que igual fueron 20, pero bueno, nada fuera de lo normal. Nos prepararon la mesa y entregaron la carta. La estrella sin duda son las torradas, para tapear hay cazuelitas y surtidos. En nuestro caso pedimos una torrada cada uno y, para picar las clásicas bravas que en el menú aparecen como "patatas con alioli" aunque cuando las pedimos la propia camarera dijo en voz alta "una de bravas".



Plazo de cortesia para amenizar la espera..., siempre que te gusten las olivasEl trato fue siempre correcto y con simpatia. Si que es verdad que pudo haber sido más rápido, tardaron un poquito en traernos la carta, pero tampoco lo calificaria como espera excesiva. Después de pedir nos trajeron una cazuelita de olivas mientras esperábamos a que fueran llegando los pedidos, luego las bravas y finalmente las dos torradas que llegaron a la vez.

Evidentemente no faltó la visita a los lavabos, pequeños pero no diminutos y muy limpios. Creo recordar algún problema con el grifo del lavamanos, pero no debia de ser nada muy importante si lo he borrado de mi maltrecha memoria.

Las torradas elegidas fueron la de quesos (por recomendación del compañero de Blog Matias) y la de salmón. Las torradas eran de un tamaño considerable y la de quesos venia acompañada de un pequeño recipiente con mermelada de frambuesa para acompañar. Podria decir muchas cosas, pero lo mejor va a ser que mireis las fotos, ¿veis la pintaza que tienen?, pues cumplen las expectativas sobradamente, vamos que estoy colgando las fotos y salivo de recordarlas.

Curioso que en el plato de las olivas los huesos solo están por un ladoNo me estais viendo, pero la contemplo y lloro

Quedan las bravas que, como ya sabreis, siempre explico al final. Cortadas en cubos bastante pequeños y fritas para que tengan ese punto crujiente, tenian un pegote de alioli suave pero muy bueno con un poco de pimienta por encima. Realmente buenas aunque no picaban mucho (no nos quejaremos porque en la carta pone "patatas con alioli"), eso si, la ración pequeña para mi gusto.

o patatas con alioli, en cazuelita, así en diminutivo
 
En resumen, un sitio fantástico para cenar, las torradas están de vicio y se nota que usan productos de calidad. ¿En contra?, quizá el tamaño de la cazuelita que podria ser más grande, pero casi diria que es la queja del "por pedir que no quede" porque en realidad quedamos muy satisfechos con todo, bueno si, y que no abran más dias para cenas ya que solo lo hacen los Viernes y Sábados (y los Jueves en Verano). 
Como anécdota comentar que en un momento de la noche saltaron los plomos y pasamos un rato de calor hasta que alguien se dio cuenta que el aire acondicionado no se habia vuelto a encender, no se si esto les ha ocurrido más veces pero creo que no me quedará más remedio que volver para comprobarlo.

La Canyella

Carrer Vistalegre 50,
Lun - Jue 8:00 a 20:00
Vie 8:00 a 0:00
Sab 9:00 a 14:00 y 19:00 a 0:00
Domingo cerrado.

La Canyella (página de facebook)

viernes, 26 de septiembre de 2014

El Pujadas: un clásico en resistencia

Los edificios que acompañaban al emblemático Pujadas ya no existen. Ahora este mítico bar se encuentra resistiendo entre improvisados pasos de peatones (peligrosos y mal puestos, dicho sea de paso) y restos de los derribos de las construcciones que iban del Paseo Llorenç Serra hasta Francesc Macià, donde empieza este lugar de modesta apariencia.  De acuerdo con información de el periódico local El Mirall, el Pujadas no ha sido derribado porque no se ha llegado a un acuerdo económico.
Más allá de esta información conyuntural, está la presencia de un restaurante por el que han pasado miles y miles de colomenses y forasteros. Un verdadero modelo de negocio familiar (padre tras la barra limpiando anchoas y sirviendo tragos, madre entre las mesas poniendo manteles y cuidando que todo sea correcto, hijo cortando jamón y haciendo cuentas, e hija tras los fogones).
Quizá este es el lugar que más veces he visitado en mi vida colomense, de ahí que tenga una amplia variedad de experiencias, en su inmensa mayoría buenas. 
Cuando hago estas crónicas procuro evaluar mi última visita, aquella en la que voy con ojo clínico a juzgar lo que antes simplemente me zampaba sin mayor análisis o, a veces, con un análisis somero que no trascendía la mesa. Esta vez contaré un poco de todo, pues además de ser un sitio archiconocido, prefiero contar las anécdotas que nos hacen volver una y otra vez al mismo lugar y que siempre están emparentadas con la comida y la bebida pero también con el buen trato y con estar a gusto.
Para documentar la calidad de la comida, podría hablar del día en que el estupendo jamón que sirven hizo que una amiga musulmana se olvidara de lo halal y lo haram y terminara comiéndose medio plato de este manjar.  También podría hablar de cuando un amigo llevó su tupperware para comprarle a una chica de la que estaba enamorado una ración de croquetas de setas con el siguiente mensaje: "Solo en Catalunya encontrarás esto. No te vayas". 


Buen jamón: bien cortado, bien servido.
Para documentar la calidad del personal, podría contar las muchas veces que he tenido que salir por la puerta del patio, porque ya están cerrando y limpiando y con una sonrisa de cansancio te recuerdan que llevan tolerándote a ti y a tu grupo desde que habías llegado para comer. O la vez que un abuelo se plantó a medio pasillo a cantar saeta tras saeta y después un coro se lanzó a (des)entonar villancicos y otras canciones vernáculas.
Lo bueno del Pujadas es que además de las tapas (favor de no perderse las mejores anchoas de Santa Coloma), tiene una cocina que se ha ido renovando. Si bien el local es bastante anticuado y la decoración oscila entre salón familiar y el típico bar de currantes, aunque eso, ciertamente, también tiene su gracia; la cocina sin hacer un alarde de modernidad que no vendría al caso, ofrece platillos nuevos y sorprendentes pues además de la carta siempre hay sugerencias variadas y apetitosas.  Soy de la idea de que cuando se sabe que hay una buena cocina, lo mejor que se puede hacer es elegir aquello que vaya guisado.  Por ejemplo, el estofado de jabalí o el marmitako,  pues son preparaciones en las que se detecta el buen hacer en los fogones. Tampoco defrauda la paella e incluso las ensaladas son bastante graciosas.
Pincho de corazón de alcachofa con anchoa

Si se tiene estómago para llegar al postre, favor de preferir los caseros: crema catalana o alguna tarta, en particular la de queso. 
¿Los baños? pequeños y limpios siempre. 
Pero no todo son flores, no.  Hay un par de cosas que no me gustan de este sitio: que no acepten tarjetas y que tengan esos horarios. El único día que puedes ir a cenar es el viernes y casi mejor si reservas porque según qué día te puedes quedar sin mesa. El sábado no abren.  El resto de días si quieres ir a comer, muy bien, pero ni pienses en ir a cenar a menos que tengas horario inglés pues cierran a las 7.
Por lo demás, tema calidad-precio: bien, sobre todo en lo referente al jamón que es de una calidad superior al de buena parte de los establecimientos colomenses y a un precio razonable. No, no hay tapa con consumición y tampoco hay bravas. Hay unas patatas al caliu estupendas, eso sí.
Por cuestiones técnicas solo tengo estas dos fotos que ilustran mi post. En mi cabeza, tengo miles de escenas y de platillos.  Seguro que buena parte de los que lean esto también tendrán sus imágenes mentales y personales del Pujadas. Ojalá nos las compartieran y nos dejaran algún comentario.

Av. de Francesc Macià 8.
933862653 (aceptan reservas)
Horarios: 7 am a 7 pm de domingo a jueves.
Viernes abierto hasta las 12 pm.