viernes, 21 de noviembre de 2014

Ca la Lola: un lugarcito mono

Hubo un tiempo en que comerse una hamburguesa decente en esta ciudad era misión imposible. De pronto, quizá, en algún Frankfurt un remedo del bocadillo americano cumplía con baja nota las expectativas, sin embargo, más de una vez vi con horror cómo una ¿carne? rosácea y amorfa salía de -oh, sacrilegio- un trozo de barra de pan.
Los tiempos han cambiado y las modas nos traen la glamourización de la hamburguesa y la transformación de un producto más bien vulgar en una pequeña delicatessen.
Mi compañero de blog, Puro Trapatoni, ya habló de las hamburguesas del Cinc, que en mi opinión, son las mejores de la ciudad y punto. En un mismo tiempo operaron cuatro lugares de renovadas hamburguesas con disparejos resultados: El Cinc, Vilabar, Ca la Lola y el Dinners-no-me-acuerdo. Sobreviven, al parecer, dos: El Cinc y Ca la Lola que son bastante más que hamburgueserías y quizá por ello continúen. El Dinners de cuyo nombre no quiero/puedo acordarme, pese a su esmerada estética norteamericana, era lamentablemente el peor. En paz descanse.
Pero vamos a Ca la Lola, porque como siempre, me pierde la gula, la anécdota y la comparación.
Ca la Lola está situado muy cerquita del renovado mercado Sagarra, en la misma calle del restaurante L'obra.  Esperemos que la reapertura del mercado dinamice la zona que se vio bastante afectada por las obras.
Ca la Lola es un lugar bonito. Está decorado con sencillez pero con esmero, señal inequívoca de que el buen gusto no requiere de oropeles ni de pretensiones. Antes, incluso con sus manteles de plástico con estampado de topos, tenía su puntillo de encanto. Una cosa que me gusta de este lugar es que no tiene televisión. Un día haré un recuento de bares y restaurantes sin televisión... un día, cuando logre contar más de cinco o seis.  Además la música suele ser bastante decente y variada (mi concepto de decencia musical excluye a los "40 principales" y a la música de elevador). Y en una pared pizarra anuncian los platos de temporada, los vinos y alguna que otra frase de muro de Facebook.
Todo esto hace que sea un lugar mono y diferente a la media de bares y restaurantes de Santa Coloma, que la verdad, estéticamente no son demasiado dignos de destacar.
Barras de madera, pizarras, ladrillo expuesto. Es bonito.
Volviendo al punto de la comida, para que no se malentienda, Ca la Lola no es una hamburguesería exclusivamente. Eso sería injusto.  Pero bueno, es lo que comí en esta última visita y sobre lo que hablaré aunque es importante recalcar que tienen ensaladas variadas, tapas como el queso rebozado con mermelada, molletes con diversos rellenos y carnes a la brasa. Hace tiempo recuerdo haber pedido una ensalada y estaba bien, muy en la línea queso de cabra y vinagre balsámico que les ha dado por poner en los lugares modernillos o que quieren serlo, pero recalco, bien. Aquella vez también me sirvieron unas croquetas y las recuerdo bastante dignas.
Esta vez pedí la hamburguesa completa que, paradójicamente, es la más sencilla. Te preguntan qué término quieres la carne, lo cual es un punto a favor, pues si la carne picada fuera mala o de extraña e incierta mezcla (la gomosidad de la maizena y otros ingredientes sospechosos no engaña nunca a mi avezado paladar), el camarero no se arriesgaría a hacer esta pregunta y se pasa directamente a una cocción brutal, tipo exterminadora. Eso y el pan tiernito y esponjoso son lo mejor de los bocadillos de este lugar.  El resto, normal: la lechuga ligeramente pocha y el queso gouda insípido. Últimamente hay una plaga de queso gouda insulso y sin personalidad. A saber por qué. Deberían prescindir de él y ofrecer quizá un cheddar de mejor calidad o un manchego tierno o semi.  Levantaría bastante el plato.

El pan de la hamburguesa: un punto a tomar en cuenta
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Mi partner pidió la hamburguesa catalana con su porción de queso de cabra (trozo de rulo) y escalivada que en realidad resultó ser un pimiento. La ración de carne de estas hamburguesas es de 180 gramos aunque puedes pedirlas más grandes con el consecuente y proporcional aumento de precio.
Vista panorámica de la hamburguesa catalana

Las patatas, bueno, un poco exangüe la porción.  Cuesta 1.90€ la ración si se pide con la hamburguesa. Patatas fritas sin más, de hecho, sin sal. 
Ese día íbamos con cierta prisa, sin necesidad o ganas de sobremesa cuando el lugar sí que invita a ello porque se ofrecen varios vinos que siempre prolongan la comida y  postres con buena pinta
Un punto a destacar: mientras esperábamos las hamburguesas nos trajeron un platito con olivas, en realidad un mortero con olivas como puede apreciarse en la foto superior. Olivas de las que dimos cuenta como también puede observarse. 
El servicio es normal. Sin exceso de "campechanidad" pero sin amargamientos. Correcto y eficiente. 
Como casi siempre, olvidé tomar foto a la carta, en cambio tengo el ticket en mano con el precio de lo que consumimos:
Hamburguesa completa: 6,90€
Hamburguesa catalana: 7,90€
Coca-Cola 2,30€
Mediana Estrella 2€
Café solo 1.30€
Cortado 1.40€.

Ca la Lola es un lugar cálido y agradable, un sitio que bien podría estar en algún barrio de moda de Barcelona, pero que está aquí, muy a mano.

Ca la Lola
Brasa, vins & burguers
Carrer de Sant Ignasi, 16
933858783





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