La Anemonia sulcata de la familia Actiinidae es un cnidario antozoo que aunque no se encuentra con frecuencia por estas latitudes, podemos degustar en el Bar Alegría bajo el nombre de ortiguillas. Pequeñitos bocados de mar, delicatesen sublime entre las muchas buenas tapas de este bar cuya fama crece y crece.
El Bar Alegría está ubicado en la calle de Massanet 49, en una esquina de la popular Plaza del Reloj. Si esto no le da puntos en glamour, le hace ganar en autenticidad, pues quien viene de fuera del barrio de Fondo y llega hasta aquí, es porque es un verdadero peregrino gourmet y no anda en pos de la moda o de las terracitas ligonas del centro. Y cuando digo peregrinos, hablo de gente que viene de Sants o de La Floresta exclusivamente a comer a este bar.
Me gustaría haberle tomado una fotografía a la carta, porque haberla, hayla, pero más bien el dueño es de cantar la carta y aderezarla con comentarios del tipo "recién cocidos", "fresquitos, fresquitos", "una maravilla", etc. Estrategia de marketing que funciona porque no defrauda.
¿Que si ponen tapa con la cerveza? Sí
Gazpacho fresquito y tapita para acompañar la cerveza |
Como véis, me estoy centrando de inmediato en la comida porque sobre el local no hay demasiado que decir: el interior pequeño y limpio, sin nada sobresaliente salvo el mostrador que exhibe algunas de las cositas buenas para comer. La terraza con sus mesas de terraza, como ya dije, instalada en uno de los lugares más estigmatizados de Santa Coloma pero también uno de los más diversos y llenos de vida.
El trato es bastante familiar, Diego, dueño y camarero, realmente se esfuerza por hacer de su bar un sitio especial. Según dijo, está intentando meter nuevos platos, subir la calidad de sus productos y variar la carta porque la crisis los obligó a estancarse pero ahora quiere darle un nuevo aliento. Fruto de esas buenas intenciones son la presencia de las ortiguillas y de las tortitas de camarón traídas directamente desde Cádiz por paquetería express (queda claro aquí que el dueño no escatima en detalles a la hora de hablar de lo que vende).
La foto del plato ya comenzado no le hace justicia, tampoco es que las ortiguillas sean muy bonitas pero están muy buenas. |
La última vez que estuve aquí era un sábado y tuvimos que esperar un poco pues estaban desmontando el mercadillo y las maniobras de carga y descarga parecían poner en peligro a los comensales, pero qué va, eso forma parte de folklor urbano. Cuando obtuvimos una mesa, unos cinco minutos después, pedimos: ortiguillas, gambas saladas, cazón en adobo y salpicón de marisco. Todo, de verdad, buenisimo. Las gambas son de tamaño normal pero de sabor excepcional, se nota la calidad. Yo que jamás había probado las ortiguillas las encontré deliciosas, bien rebozadas al igual que el cazón. Nada de fritangas escurriendo en aceite. No. La precisión de la fritura es crucial cuando se maneja un buen producto. Por último, el salpicón de marisco, que si he de ponerle un "pero" es que lo encontré con más surimi que las veces anteriores. Quizá una ración más pequeña pero sin exceso de este falso marisco de ama de casa innovadora, resaltaría el buen sazón del mismo.
¿Con qué maridamos la Plaza del Reloj, las tapitas de"Cái" y los gritos de los paradistas del mercado? Pues con un tinto de verano servido en el vaso distintivo de este local: la bota de vidrio.
Gambas saladas y la botita kitsch, sello de la casa |
Para finalizar pedimos dos cafecitos que vinieron acompañados de crema de orujo y un puñadito de frutos secos. Bonito detalle de la casa.
La cuenta de dos personas fue de 30€. No es caro si consideramos que no pedimos precisamente las tapas más económicas y que mi acompañante se habrá tomado al menos tres cervezas.
¿Que se nota demasiado que es uno de mis bares favoritos de Santa Coloma? Pues sí. Es un lugar que me pone de buen humor. Alegrías cotidianas. Joie de vivre, que dirían los franceses.
Carrer de Massanet 49, (Plaza del Reloj)
Metro Fondo
Cierra los martes
No, con la cerveza no sirven tapa, nosotros fuimos con esa idea y nos llevamos un chasco importante. Lo que nos dijo el camarero era que servía un entretapa, es decir, si pides tapa te trae aperitivo pero sino no.
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