jueves, 28 de agosto de 2014

Yuan Lai, Gangam Style y una comida diferente


El Fondo, ese barrio que para una parte de los colomenses resulta desagradable, super poblado o sucio, se está convirtiendo poco a poco en un centro de referencia hipster para los barceloneses que buscan cosas  pintorescas y vivir experiencias diferentes a las de su ciudad de escaparate. Hace unos años me enteré de que unos publicistas muy modernillos venían con frecuencia a comer a un restaurante del Fondo, concretamente al Wen Zou. Después, tanto en El Periódico como en el TimeOut han aparecido referencias a los restaurantes chinos del Fondo gracias a su autenticidad ya que no es comida china adaptada a paladares occidentales como ocurre en la mayor parte de los chinos llamados "La Gran Muralla" o "El sol naciente". Por esta moda que aun no es mainstream, como dirían los propios hipsters, es que  no es difícil encontrar los fines de semana a barbudos con camisas de cuadros y a chicas con vestiditos pop y gafas Ray-Ban saliendo del metro con cara de osados exploradores.
Y es que aunque los prejuicios inmunizan el asombro que provocan las culturas ajenas, es lo más normal sentir atracción y curiosidad por formas de hacer diferentes en otros puntos del planeta. Los mismos chinos sienten gran fascinación por la moda coreana y todo lo que tenga que ver con su cultura, el porqué es una larga historia que no voy a contar aquí porque ya me estoy pasando con esta introducción... lo sé. La cuestión es que no es raro que sean chinos los que lleven un restaurante coreano, o mejor dicho, tipo coreano, en pleno Fondo y que la clientela sea de lo más variopinta. ¿Por qué digo que tipo coreano? pues porque es una aproximación a la cocina coreana aunque con sus matices. Tampoco me voy a poner exquisita ni en plan experta dadas las pocas posibilidades que tenemos de apreciar esta comida en la zona del barcelonés.
En el Yuan Lai, ubicado en la Calle del Reloj esquina con Liszt, no vamos a encontrar ni lámparas de globo rojas, ni abanicos, ni bucólicos paisajes chinos. Eso sí, encontraremos paredes muy coloridas y mesas de bar de toda la vida, aunque si nos fijamos bien, veremos que hay unas mesas diferentes pegadas a la pared y esas son las interesantes porque tienen las parrillas para hacer los platos denominados gui (que en coreano significa a la parrilla, justamente) y que es  de lo que hablaré porque aunque hay otros platillos coreanos como el famoso arroz bibimbap en esta visita nos dedicamos al tema del grill.
Este restaurante es uno de los que salió reseñado en el El Periódico atrayendo a clientela de otros lares y, aunque cambió de dueña, se mantuvo en la misma línea de ofrecer comida coreana además de algunos platos chinos.
Colorido, es...

Para abrir boca pedimos algo que en la carta denominan "ensalada coreana" y que en realidad es kimchi: col fermentada que se utiliza como acompañamiento (banchan) de los demás platos pero que aquí te lo cobran aparte como todo lo demás. En realidad en Corea te llenan la mesa de platitos que acompañan el plato principal en los que siempre hay kimchi y otras verduras cuyo sabor es fuerte y picante por la propia fermentación y porque llevan algo de condimento, por eso no me extrañó que la chica nos preguntara "pero ¿eso les gusta?" porque son sabores no habituales por estos rumbos. Podríamos decir que este es uno de los platos más "arriesgados" de la carta sin embargo el nivel de fermentación es bastante ligero y su sabor no es tan fuerte como en el kimchi tradicional.
Kimchi 

Lo que ofrecen para poner en la parrilla son productos habituales: ternera con o sin grasa cortada casi tan delgada como un carpaccio, champiñones, calamares, pescado, patatas, panceta y quizá alguna víscera... pero ahora mismo no recuerdo. La cuestión es que para los "tiquismiquis" va bien pues se ve perfectamente lo que se come y lo que se cocina.
Nosotros pedimos calamares, ternera sin grasa, champiñones, un tazón de arroz y lechuga, ingrediente muy importante como veremos más adelante.
La carne, la lechuga y los condimentos
Antes de que traigan la comida, la chica conecta la parrilla y la barniza con aceite. Poco a poco llegan los platos y los comensales los van colocando a su antojo para cocinarlos. Después, la dinámica es la siguiente: sobre la hoja de lechuga se sirven los ingredientes (por ejemplo: un poco de arroz, un trozo de carne, un champiñón) y se forma un rollito o bolita que se adereza con un polvo naranja que al parecer trae cacahuete, sésamo, comino, sal, y otras indescifrables especias o con una salsa de soja fermentada que le da un sabor realmente interesante al plato, y listo, a darle el bocado. 
Por ejemplo, así...
O tal que así...

Como ya dije, el local no es nada del otro mundo. Preside la sala una pantalla de plasma con un canal chino. La cocina es incierta (no está muy a la vista), pero los productos son frescos. En el mostrador se exhibían algunas cosas que bien hubiera valido la pena preguntar qué son. Algunos parecían unos pescados rebozados en forma de brocheta y otros francamente no supe definir qué eran, seguramente en mi próxima visita me aventuraré a  probar algo más arriesgado. 
El servicio es cordial pero discreto, están pendientes de que no pidas cosas que quizá no te vayas a comer o de explicarte la carta (aunque está en castellano también). Cuando ven que ya te apañas, te dejan a tu aire.
El precio económico pero no tiradísimo. Tomando en cuenta la cantidad (ese día nos excedimos pidiendo y nos dimos cuenta de que sobraba un plato), se paga lo justo. Todo lo que pedimos más 3 cervezas, dos refrescos, un agua embotellada 24 €.
Al baño no le tomé foto (siempre lo olvido), pero es un baño pequeño, unisex, he visto peores, si se puede evitar, mejor, pero si no, tampoco moriremos del asco. Más que sucio me pareció viejo y descuidado. 
Desde nuestra perspectiva solemos confundir todo lo oriental y empacarlo en un mismo bulto, quizá lo único que reconozcamos como coreano a últimas fechas sea el Gangam Style, así que vale la pena darse una vuelta por este muy modesto sitio que nos permite una aproximación a esa gran desconocida: la cultura coreana. Es un sitio muy recomendable para ir con amigos y comer algo diferente de una forma diferente. 

Restaurante Yun Lai
Comida china/coreana
Carrer del rellotge esq. Liszt
Horarios (¿?)






jueves, 21 de agosto de 2014

La Santa (Terraza): Barca...¿bacoa?

Alguno dirá "oye, que te aflojen un poco la cuerda". Y es cierto: tengo mi espacio de confort en los alrededores de mi casa, mi gente cerca y los sitios donde me gusta estar. También hay sitios cerca de mi casa que no me gustan (de esos ya hablaré) pero lo cierto es que mas me vale moverme. A lo que iba, que hoy vengo a hablar de otro sitio que está a tiro de piedra de mi casa, con cierto encanto pero que no me termina de convencer. Pero para eso está el blog, para que contrastéis lo que uno dice y que opinéis.

El pasado verano abría sus puertas La Santa Terraza, una vuelta de tuerca al tapeo de raciones de la Avenida Pallaresa y una alternativa a las cañas en el Parque Europa frente al extinto Baremoto. Con los frutos de mar como estrella, en muy poco tiempo consiguió erigirse como un fijo entre los que querían pasar al fresco una noche de verano. Las famosas barcas (hasta arriba de pescado y marisco) y alguna tapa clásica poblaban las mesas que cada noche se llenaban. Tras un año intenso (la cosa debe haber marchado bien, porque tras el verano han abierto otro bar en Francesc Macià), la terraza ha vuelto a abrir sus barras en un entorno con la competencia de la zona baja de Singuerlín.


A la rica chicha...

Sin embargo, en las veces que he ido este año he notado que las mesas no están siempre llenas y que, mirando el menú, empiezan a existir alternativas a la carta original. De ahí que el otro día, ante la llegada de una hora en la que ya no puedes pensar en lo que cenas, optamos por pedir una de esas opciones que han llegado este año a la carta. Un tarjetón informa que los fines de semana y vísperas de festivo se pueden pedir productos a la parrilla, incluyendo una barbacoa para dos personas con mucho para elegir. Dos dudas nos asaltaron: la primera, si siendo lunes era posible pedirla; la segunda, si nos iba a alcanzar con una para los cinco que éramos a la mesa. La primera de las preguntas quedó resuelta enseguida (por cierto, nos dijeron que en agosto se puede pedir la barbacoa todos los días) y la segunda, aunque tardó un poco más, fue satisfecha en sobremanera. La barbacoa es para dos personas con hambre o para unos cuantos que además se piden una de bravas para completar la faena.

Alto del Ali-Oli (CE)

Mas allá de las gran cantidad de bravas que te ponen en la ración (correctas: hay que ser realmente malo para maltratar un clásico del tapeo peninsular), la barbacoa llega a la mesa bien cargada: butifarra, costillas, churrasco, morcilla, chorizo, secreto... suficiente para que cinco personas picoteen a gusto. Sin embargo, algunas cosillas no me terminaron de convencer, como un chorizo especialmente picante (soy de criollo, pero es que hasta para ser chorizo era picante) o que el secreto de cerdo viniera condimentado (si la carne es buena, no hay que meterle mas cosas que la propia sustancia). Eso y unas cuantas rondas de cerveza y refrescos a menos de 50 euros, un precio justo teniendo en cuenta lo ofrecido. No se si la búsqueda de nuevas ofertas es un reclamo de la gente o son ideas que se buscan ante la falta de salida; todo es cosa de ir catándolo, de que os la juguéis con una barca o que se os de por la barbacoa.

La Santa Terraza 
Av Pallaresa S/N (Parque Europa)
Sin horarios disponibles

Por cierto, tema lavabos: no hablo de los mismos en mis crónicas porque también tengo "mi zona de confort" en esos asuntos. A pesar de que es una caseta prefabricada, lo que me han comentado los usuarios es que están muy bien, limpios y con papel. 

jueves, 14 de agosto de 2014

San Carlos Park. Comer o ser comido.

Ante la creciente notoriedad del blog, unos amigos decidieron, hace un par de Sábados, desplazarse a Santa Coloma para compartir conmigo una noche de tapeo y crónica carnivora. No teniamos destino claro, quise ir a algún sitio clásico, uno que conociera todo el mundo y a ser posible con terraza..., acabamos llendo al bar en el que todos hemos acabado alguna vez, el San Carlos Park.

No recordaba a los dueños, hacia muchos años que no iba, pero de una cosa estaba seguro, no tenian esos ojos rasgados que si tenian los nuevos amos del San Carlos Park. Sí amigos, el San Carlos Park, es otro de esos bares clásicos que se han quedado restauradores chinos, esto nos lleva a una eterna pregunta: "¿son los chinos capaces de hacer tapas tan buenas como un hijo de andaluz o gallego?", pues amigo, aunque exista la teoria de que todos los chinos son iguales no lo son, y no solo fisicamente, hay chinos que hacen tapas de mierda y chinos que las hacen cojonudas, igual que un hijo de andaluz o gallego vamos... .

La terraza del San Carlos Park seguramente ya la conoceis, está al lado de la biblioteca y detrás de Can Sisteré, y es de tierra. Cuando nos fuimos a sentar en la terraza lo primero que vimos es que no veiamos, vamos que está bastante oscura en algunos puntos, si a esto añadimos que tiene alguna zona de suelo un tanto irregular formamos un combo que puede ser un poco peligroso. Una vez escogimos sitio donde sentarnos, empezamos la batalla que duraria toda la noche, la de los bichitos voladores.

El ambiente de la terraza del San Carlos Park es muy variable, si vais una tarde posiblemente encontrareis a madres o padres tomando algo mientras los niños juegan o, los más arriesgados, estudian en la biblioteca pero un Sábado noche en el San Carlos Park se respira un ambiente pre-festivo, lleno de grupos de amigos cenando o tomando algo antes de irse de farra (aunque el calzado que va bien para la tierra de la terraza y el de entrar al Inedit son incompatibles).

Aunque los dueños hayan cambiado, lo que no ha cambiado es la carta, que sigue siendo una de esas horribles cartas con fotos amarillentas de los platos que nunca se parecen al plato que te traen (cosa que en muchos casos se agradece) y con los precios escritos en rotulador, alguno de ellos (como el de las bravas), semiborrados o ilegibles.


La foto del mar tan ajustada a la realidad como las de las tapasEl Precio de las bravas no se ve pero son 3.10No pedimos bocata, pero seguro que tampoco se parecian a los de la fotoAunque solo viene una bomba en la foto, en el plato eran 4 a 2,40

El servicio, como en practicamente todo los establecimientos regentados por chinos, es bastante rápido. La camarera daba la impresión que no acababa de controlar mucho el idioma, pero apunto el pedido correctamente y los platos fueron viniendo con bastante celeridad. Pedimos Bravas, pinchos, bombas, croquetas, calamares y pulpito, o sea todo lo que viene siendo un maraton de tapeo.

En el tema baños, mal. El de hombres sin tapa en el inodoro y bastante encharcado, el de mujeres, según me contaron, algo mejor (no mucho más) pero sin papel, vamos que si vais por la tarde igual es mejor usar los baños de la biblioteca..., si vais a las horas que fuimos nosotros la alternativa es regar los arboles (que igual tampoco es del todo adecuado) o intentar colarse en el Io Bar.

Bastante guarrete la verdadInodoro sin tapaUn poco roto, igual habria que cambiarlo
 

Como pedimos bastante comida intentaré resumirlo rápido. 
Pinchos: acompañados de un pegote de alioli y un par de rebanadas de pan con tomate, estaban buenos sin ser espectaculares. El alioli era correcto aunque igual lo encontré poco peleón.
Pulpitos: acompañados del mismo pegote de alioli (que por lo visto va en el 90% de los platos), también bastante buenos aunque yo no soy tanto de pulpeo. 

2 rebanadas para 4 personas...Hay que ponerle alioli a todo


Croquetas y Calamares: estos los pongo juntos porque los hace el mismo cocinero: el Capitán Pescanova, vamos que están comprados en la Sirena o similar, a ver, yo prefiero comer algo congelado a algo que esté mal hecho, pero no es menos cierto que para comer congelado prefiero no salir de casa. Estos dos platos fueron los únicos sin alioli de la noche.
Bombas: La sorpresa agradable, bastante buenas, con un poco de alioli y salsa brava, creo que es lo que más nos gustó. 

Directos de La Sirena al platoComo las de mi madre..., cuando no tiene ganas de cocinar y tira de congeladorNo parecian congeladas, y estaban muy buenas!



Bravas. Cortadas a rodajas anchas, parecian hechas al horno, con el mismo alioli del resto de platos con un poco de pimienta. Si cogias alguna zona con suficiente pimienta podian llegar a picar un poco. No eran mis bravas ideales pero no estaban mal aunque me pregunto si no ganarian más incorporándoles la misma salsa brava que llevaban las bombas. Por cierto, costaron 3.10.

Poco picantes pero buenas

En resumen el San Carlos Park me pareció el típico sitio de zafarrancho de combate. Está bien para comer algo rápido antes de ir de fiesta, las tapas están bastante correctas (aunque lo de los congelados hay que currarselo) y no es caro.. El tema de los bichos seguro que es lo peor (junto al lavabo claro), cuando acabamos, en cada pegote de alioli sobrante, había unos cuantos atrapados luchando por salir..., quizá es por eso que los ponen en todos los platos, para eliminar algunos, ya que los dos murciélagos que rondan por las farolas no daban abasto.

San Carlos Park.

Carrer Sant Carles 7 (Jardí de Can Sisteré).
Horarios: No Disponible

Teléfono 93 4663015






Página Web: Ni está ni se le espera.

jueves, 7 de agosto de 2014

Un oasis en pleno centro


¿Es posible tomarse una cerveza bien fría acompañada de una tapa de cortesía por el centro de la ciudad? Pues si, si se puede. Es el turno de nuestra siguiente victima, el Bar Gabi (Pare Benet/Ciutadella)

El Gabi fue una recomendación de un amigo, creo que es la persona que más bares de quinto/tapa conoce, bueno él y su padre que es el que le traspasa toda esa sabiduría.

Hacía una calor infernal, era el primer día de calor del mes de Junio. El primer día de calor es el que peor se soporta, estás aplatanada, cansada, malhumorada. Decidimos echar unas cervezas antes de ir a casa a comer y mis dos acompañantes me miraron a mi, sabían de mi lista mental de bares que ofrecen tapa sin pagar de más. Porque no tiene ningún mérito montar un quinto/tapa a 2 eurazos la birra, lo sabeis eso, ¿verdad?
Nada más entrar por la puerta un bofetón de aire fresco te da la bienvenida, un enorme aparato de aire refresca la sala, es amplia, con pocas mesas, techos altos de moldura de escayola como los que había en casa de mi abuela. El sonido en ese tipo de espacios de techos altos es algo molesto, hay un continuo murmullo en reverberación, pero es soportable.

Gabi es un tipo atento, sabe ganarse al cliente que entra por primera vez en su bar, se preocupa hasta de la temperatura de la cerveza que te sirve y si va a ser de tu agrado la pequeña ración que prepara su mujer, que cocina unas salsas que les hace ir cortos de pan siempre, una delicia.


En la primera ronda de quintos, nos pusieron carne en salsa con un sabor espectacular, la carne se deshacía en la boca y la salsa diría que tenia una picada de frutos secos y pimiento morrón o ñora, que le daba un toque como a romesco.
Con la segunda vinieron callos, los callos o te gustan o no, como todo, sí, el aspecto de los callos es desagradable, pero si no los comes por esa razón, no sabes lo que te estás perdiendo. El secreto está en la cocción y nuevamente en la salsa. Buenísimos, cremosos pero para mi gusto faltos de algo más de picante.
Cómo no hay dos sin tres, pedimos una tercera ronda de quintos bien fríos. Quiero puntualizar que como se observa en la imagen eran Estrella, quizá no sea la mejor cerveza, pero es con la que nos hemos acostumbrado el paladar y es infinitamente mejor que la guarreria esa de Moritz tan extendida en la ciudad últimamente. Eso no es cerveza amigos, es agua sucia coloreada vete a saber con qué.
Gabi nos preguntó si nos gustaba el conejo antes de servirnos, dijimos que sí casi sin vacilar y nos trajo un platito que dejamos en huesos bien rebañados en muy poco tiempo. 







Había que hacer la visita de rigor al baño, limpio, como todo el local en general. La edad media de este tipo de bares suele ser bastante alta y es fácil encontrarse un charquito en el suelo, pero no.
Sirva esta crónica para bajar esa media, aunque me consta que va gente más variada a parte de varones jubilados.


Otro detalle a destacar es la pilona-cenicero de la puerta, debe de ser la pilona mejor aprovechada de toda Santa Coloma.
En definitiva un bar 100% recomendable para hacer unas cervecitas.
Precio del quinto: 1.1€



Bar Gabi
C/ Pare Benet, 20
Lun-Vie: 7:00-22:00h
Sab-Dom y Festivos: 8:00-22:00h